Pues bien, cogí un avión hasta Dublin, y de allí con coche hasta Belfast. Todo está mucho más cerca de lo que parece, yo creo que fueron unas 2 horitas en coche desde Dublin a Belfast. Allí hice noche, y al día siguiente puse rumbo al norte de la Isla Esmeralda puesto que a las 3 tenía salida en el Club de Darren Clarke.
Pues nada, después de unas carreteras pequeñas y con encanto, tras un giro hacia la derecha, allí abajo iluminado por un sol radiante estaba el maravilloso campo de Royal Portrush.
Nervioso, me bajé del coche, hicimos las fotos de rigor, y entré en la Casa Club camino de Caddie Master para recoger mi Green Fee. Allí de lo primero que te das cuenta, es de que estás en un Club distinto a lo acostumbrado. Sus pasillos son como el Museo del Golf, de Escocia, que también tuve la suerte de visitar. Lleno de cuadros con imágenes antiguas, así como de trofeos, y tarjetas de resultados de hace 2 siglos. Lo que más destacaba, era la medalla de ganador del Open Británico, que habían dejado en el Club un par de los socios del mismo. Fred Daly y Darren Clarke.

Despues de dejar mis cosas en el vestuario, me dirigí al driving range. En realidad el único normal de mi visita a los tres campos, porque Royal County Down ni siquiera tiene, y The Island si lo tiene pero tienes que ir al lado contrario de la casa club, te dejan las bolas...una cosa muy rara.
Total, que después de dar unas bolas, momento en que algunos socios me dieron la bienvenida y me estuvieron preguntando de donde venía etc, y dispuesto a batir el record del campo realizado por Rory Mcilroy con tan sólo 16 años, 61 golpes con handicap +4, me dirigí al tee del 1.
Allí el starter, un señor con corbata me explicó el estado del campo, cómo tenía que jugar el hoyo 1, me recomendó el tee de salida (ya no recuerdo el color pero era el normal) me deseó suerte, y drivazo para inaugurar mi partido por un campo que data de 1888.

Pues nada, así fue jugando con un día excepcional, sin apenas viento, y haciendo un buen resultado, hasta que llegué al par 4 más bonito que he jugado nunca. Se trata del hoyo 5, llamado White Rocks. Se trata de un tee elevado, con un green pegado al acantilado, y cuyo fondo es el mar. Y según lo vas jugando, va descubriéndose a tu mano derecha, unos acantilados blancos que son el símbolo de este campo.
Os dejo un par de fotos:


Seguí jugando los hoyos, y el tiempo que me hizo fue fantástico. Pero tuve suerte, este tipo de refugio que había cada 3 o 4 hoyos atestigua que no siempre es así:

Al acabar el hoyo 9 me encontré una casita, con una bandera de Reino Unido gigante. Y era un bar en el que pude comparme un sandwich, pero también podía haberme servido un buen lingotazo. Allí lo mismo, la gente super amable, preguntando que de donde venía que si me estaba gustando el campo, etc.
Y de allí seguí jugando los hoyos, hasta que llegué al hoyo 14 del campo. El hoyo se llama Calamity Corner, y flipad con este par 3:

Madera 3 a la izquierda del green, aproach y 1 sólo putt me dieron un increible par!

Total que jugué bastante bien, pero en Irlanda, en los links, el golf que se juega es distinto. Los greenes son tan duros, que la bola no se queda donde bota. Debes entrar desde atrás, cada vez que tiraba un segundo tiro a green, mi bola acaba siempre en alguna zona de escape del fondo de green, que como mucho podías salvar el bogey. Esto me hizo cargarme de golpes así que me fui con la sensación de oportunidad perdida con mis 86 golpes. También he de decir, que en la segunda vuelta, se levantó algo más el viento. Pero en fin, para lo que vendría después...ahora estoy muy contento.
Una vez terminé de jugar, me duché en esos típicos vestuarios llenos de fotos de golfistas famosos, de fotos de campeonatos conseguidos por los distintos equipos del club, etc, y me dispuse a ver el partido Madrid Barsa. Allí me dejaron en un salón con una tele enorme, y unas buenas pintas, y la verdad es que la peña allí pasa del futbol. Pero los camareros, no podían evitar venir a curiosear y a preguntarme.
Total el club cerró, pero al partido todavía le quedaba tiempo, así que los camareros me invitaron a dos pintas, y me dejaron acabar el partido mientras ellos recogían. Mazo majos. Así que después de un día perfecto de golf, con un campo muy cuidado y con muchísima historia, y que además va a ser sede del próximo Irish Open, con la victoria del Madrid, y un poco borracho de tanta pinta, acabé una de las mejores experiencias golfísticas que he tenido nunca.




Luego sigo con Royal County Down
