por roky51 » Lun Sep 18, 2006 3:19 pm
Vamos a ser exactos:
BUCANERO
Con este término se empezó a conocer a ciertos colonos franceses que se habían establecido en la parte occidental de La Española (actual Haití). Recibían el nombre de bucaneros, derivado de la palabra india "bucan" con que designaban los indios el lugar donde ahumaban la carne, quemando madera verde bajo unos palos en forma de parrilla, que recibían el nombre de "barbacoa". En aquella parte desocupada de la isla (la parte oriental la ocupaban los españoles) se habían reproducido extraordinariamente toros y vacas y los bucaneros se dedicaban a cazarlos para vender luego sus pieles y la carne ahumada a los barcos, que sabían apreciar el sabor y la durabilidad de las carnes bucaneras. Los bucaneros vivían en la más salvaje libertad; nadie les mandaba ni reconocían ninguna autoridad. Ésto atrajo a todo tipo de gentes desahuciadas, proscritos, fugitivos, esclavos, indios rebeldes, desertores, perseguidos por la religión, etc. El número de bucaneros fue en aumento y en 1620 empezaron a ser perseguidos por los españoles. Decidieron arriesgarse a cometer pequeñas correrías maritimas y tomaron como base de operaciones el islote de La Tortuga, próximo a La Española. La aceptación de Le Vasseur como gobernador de la isla, y la toma de conciencia de su importancia real, les lleva a asociarse en la célebre "Hermandad de la Costa" o "Confederación de los Hermanos de la Costa" que dio origen a los filibusteros.
CORSARIO
Un barco corsario era aquel que navegaba a las ordenes de un rey y realizaba "actos de guerra" contra los intereses de un país enemigo (normalmente se trataba de debilitar su poder comercial y colonial). Los corsarios tenían en su poder documentos que autorizaban al barco a llevar a cabo tales actos. Dichos documentos recibían el nombre de "Letter of marque" o "Patente de Corso". Los límites que planteaban estos documentos eran muy ambiguos y normalmente eran los capitanes corsarios y sus tripulaciones quienes decidían que era lo que podían hacer y que era lo que no. Las Patentes de Corso eran entregadas por un rey, aunque lo más habitual en la práctica era que éste delegara en un gobernador. En tiempos de guerra, incluso podía llegarse al extremo de organizar expediciones corsarias contra los intereses de una potencia hostil. Cuando esto sucedía, los capitanes y tripulantes de las embarcaciones corsarias estaban obligados a entregar todo el botín a excepción de una pequeña parte (que podía ser un quinto o incluso más). Cuando los barcos corsarios no formaban parte de ninguna misión de la Corona, solían atacar cualquier buque cuya bandera no fuera la suya, comportándose como piratas pero aún conservando los derechos de navegar en corso. El botín que conseguían de esta manera era para ellos, aunque estaban obligados a entregar una parte al gobernador colonial que procediese. Los barcos corsarios podían considerar como puertos seguros aquellos que perteneciesen al país bajo cuya bandera hacían el corso, gozando además de su protección. Los corsarios no podían ser colgados por practicar la piratería porque gozaban de un "permiso" (la patente de corso) expedido por la Corona. Evidentemente, un corsario apresado por el enemigo no podía confiar mucho en este punto, pues era costumbre colgar a los corsarios enemigos.