En mi caso, me concedieron el handicap máximo del momento (28) y, al cabo de casi un año, se me ocurrió que ya debía estar preparado para jugar mi primer torneo. Pleno de ilusión, me apunté a finales de febrero en un torneo que organizaba el club de golf Can Bosch (para quién no lo conozca, está enmedio de la montaña); como era antes de lo del cambio climático, resultó que esa noche hizo un frío de coj...s. Como tampoco existía Internet, no pude consultar la previsión del tiempo y subí a jugar. Ni cortos ni perezosos, los organizadores creyeron que el hecho de estar a -3 º C a la hora de la primera salida no era obstáculo para jugar al golf y empezamos:
Hoyo 1: par 4 corto con dogleg a la izquierda. Primer golpe, temblando como un flan. Consecuencia; rabazo a la derecha. Segundo golpe, temblando un poquitín menos, topada pero recta; algo de distancia hice. Tercer golpe, 90 metros a green; le pego a la bola y sale directa hacia la bandera (me frotaba las manos con la posibilidad de par), toca el green al lado de la misma y.........REBOTA COMO SI ESTUVIERA ASFALTADO, SE LEVANTA 4 METROS Y SE SALE FUERA LÍMITES POR DETRÁS. Huelga decir que los greens estaban más helados que un calipo y la bola era imposible de parar. Había que pegarla 30 metros antes de green para poder dejarla en sus cercanías a base de botes y más botes...y ya no quiero hablar del putt!!!!!
Huelga decir que no me comí un rosco, entre otras cosas porque el campo se empezó a descongelar al inicio de la segunda vuelta pero...........ese recuerdo permanecerá imborrable en mi memoria por los años de los años:-|


¿Alguien ha tenido experiencias religiosas de éste tipo?