José Ramón Rodríguez, nuestro historiador de cabecera, nos cuenta la historia de las bolas de plumas y, de paso, nos descubre una maravillosa anécdota acerca del primer ladrón "profesional" de bolas de golf, antecedente de todos los bolirraptores que pueblan los campos de golf modernos.
Bolas de plumas
Que el golf es un deporte para ricos dejó de ser cierto hace mucho tiempo. Cualquiera que se acerque a este deporte se encontrará con una amplísima panoplia de palos y bolas con unos rangos de precios aptos para casi todos los bolsillos. Pero las cosas no siempre fueron así. Hace unos cuantos cientos de años, el factor limitante para jugar al golf era el material, y especialmente la bola.
La opinión generalizada entre los historiadores del golf es que a las formas más primitivas del golf se jugaba con bolas de madera. Ese convencimiento surge de que a los juegos que se tienen como precursores del golf, como el jeu de mall, el kolven o la paganica, se jugaba con bolas de madera. Sin embargo, hay pocas pruebas sólidas en tal sentido puesto que hasta la fecha no se ha encontrado ninguna bola de madera con la que se jugara al golf. La llegada del siglo XVII trajo una nueva bola, la bola de plumas o featherie (feather en inglés significa pluma), que se convertiría en estándar durante doscientos cincuenta años.
Manufactura de la featherie
Una featherie constaba de una cubierta de cuero y un núcleo de plumas de ganso apelmazadas, aunque en los modelos más primitivos probablemente se usaba lana o crin de caballo. Las técnicas y habilidades necesarias para hacer una featherie pasaban oralmente de maestros a aprendices y nunca salían del taller, por lo que lo que sabemos hoy día proviene de los intentos contemporáneos de reproducir la fabricación de aquellas bolas.
Para hacer una featherie se comenzaba por recortar tres piezas de cuero de vaca, una en forma de cinta que formaría el ecuador de la bola y dos circulares para los casquetes, que se cosían con un hilo grueso encerado dejando un pequeño orificio por el que introducir las plumas. La esfera hueca de cuero se sumergía en agua y alumbre y se le daba la vuelta para dejar la costura hacia dentro.
Más en http://www.cronicagolf.com/bolas-de-plumas/