por Bastion » Mar Oct 18, 2011 11:50 am
Vitalianos
Los vitalianos
La piratería europea a finales de la Edad Media la protagonizaron los ya expuestos berberiscos en el Mediterráneo, que comenzaban a crecer en importancia, y los vitalianos en el mar del Norte.1
Las ciudades del mar Báltico y algunas de la parte oriental del mar del Norte empezaron a unirse comercialmente hacia el año 1200 para regular primero y controlar después el comercio por esa zona. Con el tiempo se terminó formando una cofradía de ciudades portuarias, llamada la Liga Hanseática y comúnmente conocida como Hansa, a la que terminaron perteneciendo la práctica totalidad de las urbes bálticas, constituyendo un auténtico monopolio.
Como la inmensa mayoría de los monopolios, la Hansa comenzó rápidamente a obtener beneficios y a convertirse en un coloso comercial. Desgraciadamente para ellos, era un coloso desunido, pues cuando algunos piratas atacaron a barcos de Bremen y acudieron a la ciudad de Wismar para revender la mercancía, los comerciantes (miembros asimismo de la Liga) no dudaron en comprar lo que les ofrecían a tan buen precio, aún conociendo sobradamente su procedencia y las artes utilizadas para conseguirla.
Los vitalianos resultaron muy útiles en muchas de estas contiendas, y la ciudad de Estocolmo no hubiera resistido tanto frente a las tropas de Margarita I de Dinamarca de no haber sido por estos navegantes.
Esta idea de valerosos corsarios, que arriesgaban sus barcos y sus vidas para mantener con vida a la población de las ciudades, fue degenerando progresivamente con el tiempo cuando sus actividades volvieron a la simple piratería. Como sería después en el Caribe, los vitalianos acostumbraban a repartir el botín obtenido en partes iguales y a formar algo parecido a una sociedad sin clases. De ahí que también se les llame Likendeeler ('igualitarios').
Su influencia fue grande durante la Baja Edad Media en la Europa del Norte y lograron varios actos destacados en los actuales Países Bajos, Alemania e incluso Francia. A la cabeza de este grupo se puso una especie de triunvirato formado por Gödehe Michelsen (también conocido por Gödeke Michels o Gö Michael), Wigbad (asimismo llamado Wigbold o Wikbald) y Claus Störtebekker (Storzenbecher para los alemanes). La comunidad se estableció primero en Visby y Gotland y allí prosperaron y crecieron hasta convertirse en una especie de estado permanente, a pesar de perder numerosas naves y hombres frente a las fuerzas de la Liga.
Tres grandes acciones se emprendieron contra los vitalianos. La primera la llevó a cabo la Orden Teutónica: Konrad von Jungigen dirigió a 5.000 caballeros teutones en 80 naves contra los vitalianos, acabando con aquel «paraíso báltico», matando a muchos en los combates y decapitando a otros. Pero algunos lograron escapar, entre ellos los tres dirigentes, que buscaron refugio en el señorío de Kennon ten Brooke, en las costas de Frisia. Este aristócrata estaba enfrentado con la mayoría de sus vecinos y aceptó de buen grado la entrada de aquellos piratas, que podían hostigar a sus enemigos.
La segunda expedición contra la hermandad vitaliana se llevó a cabo en 1400 por los capitanes hamburgueses Albrecht Schreye y Johannes Nanne, que atacaron a los vitalianos en la desembocadura del Ems, matando a 80 y decapitando a otros 36. Al año siguiente, Nilolaus Shoche atacó la desembocadura del Weser terminando con 73 de aquellos piratas.
La suerte seguía en contra de los vitalianos, Jungigen empezó a cambiar su actitud hostil contra sus vecinos y se reunió en Hamburgo con varios dignatarios, donde manifestó su deseo de apartarse de aquellos individuos. Entonces muchos de estos piratas se retiraron a Noruega, pero Störtebekker decidió quedarse y seguir atacando naves entre las islas de Helgoland y Neuwerk, pero sus días estaban contados. El jefe de la escuadra hanseática, Simón de Utrecht, disponía de una de las mejores naves que habían surcado aquellas aguas hasta entonces, la Bunte Kuh, y junto a otras Carabelas de la paz, como se las llamaba a las naves contra los piratas bálticos, emprendió varias acciones contra Störtebekker y sus hombres.
En las más exitosa camufló a sus naves como embarcaciones mercantes y logró engañar al pirata, siempre muy precavido. Este a su vez atacó la escuadra por la vanguardia y la retaguardia; pero cuando se dieron cuenta de que se enfrentaban a las potentes Carabelas de la paz era ya tarde. Cayeron 70 piratas, entre ellos Störtebekker. Los otros dos compañeros del alemán lograron escapar, pero fueron capturados en la siguiente salida de la nave Bunte Kuh. Pero, como en tantos otros casos, la imagen del pirata Stöttebekker ha quedado en la cultura popular alemana como una especie de héroe regional, conservándose en los museos la copa que utilizaba para beber, un cañón de su barco, o siendo nombrado socio póstumo de algunas asociaciones y clubs alemanes.
La captura de los demás piratas vitalianos se produjo en 1433, en las aguas del Mar Báltico y Mar de Norte. En aquella ocasión fue el aristócrata frisón Edzart Zirksena quien firmó definitivamente la paz con Hamburgo, permitiendo que Simón de Utrecht saliera nuevamente con sus naves y terminara con los últimos reductos de la piratería báltica. El capitán Sibeth Papinga y sus hombres fueron capturados y decapitados, terminando así con el problema pirata.