por Tito Fran » Lun Oct 17, 2011 2:39 pm
Todavía tenía el regusto desagradable de hace un mes, cuando los dos últimos hoyos de La Monacilla me hicieron perder más golpes de los que me había dejado en los dieciséis anteriores. Pasar de un +3 en el tee del 17 a un +8 final te deja con una sensación agridulce a pesar de la victoria match-play y que el punto sirvió para que el equipo al que representaba ganase aquel interclub. Así que acepté -con ánimo de revancha contra el campo- la invitación a jugar ese sábado.
Resultó que era torneo y no pachanga entre amigos como inicialmente creí entender, pero me garantizaban que podía coincidir con algún amigo y compartir partido con jugadores del club de Quinta do Lago de Vilamoura. Finalmente salí con dos foreros: Juanchigo y Kikorodri, y un jugador portugués que imagino pronto se sumará a algún sarao más pues intercambiamos teléfonos y direcciones tras el partido.
Ya desde el primer drive pude comprobar que el día no estaba para ir recto, así que habría que renunciar a algo de distancia y conformarse con poner la bola en calle. Menos mal que el juego corto funcionó y el putt estuvo bien, aún así no hubo forma de mejorar los 36 puntos con los que acabé y un total de 81 golpes. ¡No pude vengarme del campo! Hubiese sido una buena ocasión coincidiendo con el día de mi cumpleaños.
Un drive a un obstáculo de agua que me costó un DB y dos putts cortos -de los que habitualmente no fallo- eran los lunares de un día que podía haber salido redondo. Aunque todavía era posible, pero yo no lo pensaba en esos momentos.
Conforme llegaban los resultados (más de 65 jugadores) muchas quejas, lamentos en diversos idiomas y apenas escuchaba resultados por encima de 30. El día parecía ponerse algo mejor, pero seguro que habría jugadores que habrían ganado al campo... y estarían calladitos por alguna esquina.
Buena comida, genial ambiente y... invitación a pelotis para los colegas que todos los días no cumple uno cuarentaytantosaños. A mitad del copazo empiezan a subir los premios, y entre ellos una fantástica bolsa del estilo de la que estuve viendo un par de días antes para comprársela a una de mis hijas (hasta ahora compartían bolsa pero para torneos deben llevar una cada una aunque se tendrán que repartir los palos) y era precisamente para el ganador de primera categoría. Cuando nombraron al segundo, con 34 puntos, ya afloró la sonrisa: pues sí que podía redondearse el día. Al final entrega de la bolsa mientras me cantaban el cumpleaños feliz, ASC -1 y por fin lograba bajar de hándicap 10.
(Ahora llevo un par de llamadas al club porque el torneo no me aparece en la ficha de actividad y sigo con el doble dígito, pero la bolsa ya tiene los palos de mi pequeñina y dentro de unos días debuta en un torneo del pequecircuito de la Federación Andaluza).