Vampi está claro y El Oficinista también






Los campos de golf mantiene una habitual presencia de fauna aútoctona: ardillas, conejos, abejarucos... a los que sumar, los golfistas. Esos animales de costumbres que tras haber sucumbido a la loable tentación de practicar golf, aprenden a levantarse a primerísima hora de la mañana sin tener por ello que ir a trabajar, son capaces de recorrer en una jornada lo que no han andado durante toda una semana, y no tienen ningún remordimiento en abandonar casi todo un día -preferentemente el sábado- el cubículo familiar o a la parienta por perseguir una pequeña bola. Y aunque, aparentemente, todos cumplen con los mismos ritos, hay algunas diferencias. Si. Las que les cuento a continuación y que dibujan un determinado perfil de jugador. Intente encajar en los que le propongo a algún amigo (o no) golfista o incluso a usted mismo. Es cierto que hay más perfiles, ¡'of course'! Quién no conoce a un lento o a un 'brasas' entre los golfistas con los que uno trata asiduamente -y qué decir de ellos que no se haya blasfemado ya-, e incluso al golfista 'normal', ese que más escasea, pero... nadie dijo que esto fuera a ser un tratado, así que lea y sólo, disfrútelo.
EL PERFECCIONISTA: Tiene todos los libros y revistas que se publican. Lleva años buscando el 'swing perfecto'. Suele ser peligroso si te lo encuentras en el campo de prácticas, ya que te puede sacar de 'swing' en medio minuto con su última teoría. En el fondo es un romántico, que cree más en la estética que en los resultados. Es el 'paganini' perfecto&hellip
EL PROFESIONAL: Te lo puedes encontrar a cualquier hora en el 'putting green' o chipeando. No se anda con bromas. Para él esto del golf es una cosa sería y así se lo toma. Un programa de entrenamiento exhaustivo, en especial cuando hay un torneo importante a la vista. Tiene claro los objetivos e incluso en sus andares y actitudes, no sabes si estás ante un verdadero profesional de golf que se gana la vida con ello o simplemente un 'tipo con las ideas claras de lo que va esto...'. No suele perder el tiempo con partidas de amigos, sino no es para preparar mejor el próximo torneo importante.
EL PELIGROSO: Te lo encontrarás muy poco por el campo de practicas. De hecho su 'swing' es mediocre y no le preguntes por su técnica. Lo único que le importa es ganar, y en especial a los amigos en las partidas de los sábados. De hecho necesita jugarse algo para estar motivado. Si le dejas, es capaz de ganarte la partida en el 'tee' del uno, manejando los handicaps, las modalidades o las parejas de juego. En todo caso, si le hace falta, ya sabes que va a meter el 'put' decisivo para ganar la partida.
EL NERVIOSO: Suele ser activo y exitoso en su vida profesional. Pero esto del golf le pone de los nervios. Quiere alcanzar el éxito muy rápidamente y como ve que la cosa se va retrasando se pone histérico en el campo. Juega deprisa como queriendo quitarse de encima el mal trago, pero en cuanto puede vuelve a intentarlo. Acabará jugando bien al golf por decreto&hellip
EL VIVIDOR: Llega hecho un 'pimpollo' al 'tee' del 1. Pantalón a cuadros y calcetines de colorines. Se viste a la última de las tiendas de golf más punteras. Juega muy poco y no le interesa especialmente ni jugar bien ni ganar. Él ha venido a divertirse con los amigos. Suele ser un excelente compañero de partida, si no tiene un día muy malo y te tiene durante cuatro horas visitando lugares inverosímiles del campo con su golpe de 'drive' psicodélico.
EL EXCÉNTRICO: Ha inventado un 'swing' personal e intransferible. Los profesionales se tapan los ojos cuando lo ven en el campo de prácticas. Nunca jugará bien, pero es insistente. Por alguna extraña e incomprensible razón es incapaz de pedir consejo y si se lo das te mira como si fueras un extraterrestre. Tiene muy claro cómo se le debe dar a la bola y durante años y años seguirá perfeccionando su estilo único e inconfundible.
EL PASEANTE: Puede jugar prácticamente todos los días desde hace 20 años y no le han dado una sola clase en su vida, pero le da igual. No suele hacer más de 100 metros de vuelo con su bola (en el mejor de los casos). Le gusta jugar su partida diaria con los amigos de siempre, como antesala del aperitivo que es lo que realmente le interesa. ¿Por qué juega al golf y no al mus o al dominó? Ni idea. La única respuesta razonable es que le ha debido recomendar el médico que haga algo de ejercicio diario.
EL 'MAGUILA': Lleva un montón de años jugando pero para él, el golf se limita a una sola cosa; pegarle a la bola con todas sus fuerzas. Disfruta fundamentalmente con el golpe de 'drive' y en especial cuando se acerca a la bola después del golpe desde el 'tee', vive su intenso (y efímero) momento de gloria, que en el fondo no le permite apreciar en toda su plenitud los complejos, sutiles y puñeteros matices de éste 'arte milenario'.
EL TRAMPOSO: Es el único de todos que sobra en esto del golf. Tiene la trampa en la sangre y es incapaz de jugar sin utilizar alguna de sus múltiples facetas; la bola de repuesto en el bolsillo, el dropaje inadecuado, la patada en la bola para mejorar el golpe siguiente o el más simple mecanismo del manejo del lápiz en su provecho. Por cierto, también es tramposo el que hace todo lo posible para no bajar 'handicap' cuando le conviene&hellip
Por cierto, las señoras son capítulo entero y aparte que podría dar mucho, pero que mucho juego, pero ante todo, uno es un caballero.