Sin lugar a dudas, pocas cosas más interesantes que seguir mi progresión golfística se pueden leer en éste foro; Es más, diría que ninguna. No hay que perder de vista que dichos simpáticos y extraordinarios sucedidos están llamados, como todo el mundo sabe, a marcar un antes y un después en el mundo del juego del golf. Si.
Quizás alguien considere algo exagerada la aseveración anterior, pero cuando en un futuro próximo me vea enfundarme una chaqueta verde mientras sonrío a la cámara y pléyades de mozas picaronas me asedien, dirá: 'No le creí, fui un infiel, estoy marcado indeleblemente. ¿Cómo me presento ahora a pedir un grinfi en cualquier campo de 9 o 18 hoyos, incluso en un pichanpú, ingrato de mi?'. Bien, no te preocupes, descreído lector: mi magnanimidad no conoce barreras y en su momento serás perdonado y tratado como el hijo pródigo. Y cuando dicha chaqueta verde no sea la de guarda forestal ya te cagas.
Pero bueno, a lo que íbamos. Como reza el título, es indudable que mi tecnificación está experimentando un acelerón, una huída hacia adelante. La potencia se me va de las manos, oiga, se me va.
Como todos sabéis, y aquel que no lo sepa está castigao con orejas de burro cara a la pared, nunca me ha preocupado mucho la distancia que hago con los palos, palitos y palakos. Es decir, lo único que me preocupa es saber qué distancia hago con cada uno, no si es mucho u poco. Y en esas sigo.
Lo que pasa es que, hace unas pocas jornadas, me encontraba en el draivin reinch con un h8. Normalmente empiezo a darle con el 56, porque me salen unos globos majestuosos que hacen que crea que soy el rey del mambo antes de darme de bruces con la realidad al salir al campo; Pues bien, lo normal es que con el h8 hiciese unos 110 metros, más menos. A resultas de ciertos retoques mínimos en mi suin, cortesía de mi nunca lo suficientemente ponderado pro, resulta que he ganado distancia. Así, sin más. No es que le pegue más fuerte, incluso diría que mi suin es más armonioso que nunca, sino que le pego mejor. Los rabazos, aún apareciendo de vez en cuando, son muy pocos. Cierto que cuando aparecen, es más que posible que den paso a mi afamado juego de salón, con los resultados de aparecer en el tee de rojas en cuatro golpes y cosas así; Pero bueno, dichas actuaciones forman parte de mi encanto, y dotan de alegría las partidas.
Pues eso, que ahí estábamos mi h8 y yo. Le atizo la primera y se me va a 130 metros. Ojiplático me quedé, y porqué no decirlo, incrédulo perdido. Le atizo una segunda, y otra vez a 130. Y una tercera, y una cuarta.... Total, que me quedo parao en la esterilla mirando el palo. Como ya me pasó una confusión parecida una vez con el h6 y el h9, lo levanto y miro la suela: efectivamente, no hay error, es el h8.
De tal guisa me encontró Watchman en la esterilla, absorto en mis tribulaciones. '¿Cómo -pensaba yo- de un día para otro hago 20 metros más?' A veces me olvido que he sido elegido por los dioses y poseo un don. El DON.
Total, que se lo comento y le digo que mire mientras tiro otra, porque sé que cuando se hace observar algo a alguien se suele hacer una magna cagada. Pues ésta vez no, otra vez sale el mismo golpe.
Esto me dejó muy confundido, y aún más me confundí cuando en el primer hoyo me volé el grin. A recalcular mis distancias, cagondiez.
El PALAKO sigue castigao, pero con la m3 le estoy atizando duramente. De hecho, ayer (ésta vez sí, hoyo 18 de El Bosque, en bajada y con viento cruzado) me pasé el bunker de la izquierda de calle de salida, lo que viene a ser una distancia cercana a los 250 metros. En el mismo hoyo, el animal de McGroo se fue prácticamente a las cuerdas que impiden el paso a los carricoches infernales.
Pero seguía con la mosca detrás de la oreja, así que hace unos momentos me he bajado del despacho a mi cancha de tecnificación a echar unas bolas... y éste ha sido el resultado:

Se nos va de las manos, oiga, se nos va de las manos.