Queridos pollos y demás seres análogos de diverso pelaje:
Como reza el título, sin duda nos hallamos ante un día glorioso. Hace unas cuantas horas el profesional de golf como la copa de un pino que es mi tecnificador ha tenido a bien otorgarme el certificado que me califica como apto al reunir los conocimientos básicos de las Reglas del Juego y de Etiqueta, esto es, me ha asignado mi jandicaarl (de peich) exacto EGA como jugador independiente (independiente ya que no he podido decidirme entre las cienes y cienes de ofertas de diversos clubes que pujan por hacerse con mi membresía).
Dicho acto y rúbrica, que se ha celebrado en un bar ante la atenta presencia de un camarero y dos jovenzuelas de mirada picarona, es digno de ser reseñado ya que sin duda alguna va a marcar un antes y un después en el golf patrio y, porqué no decirlo, en el panorama internacional.
Atrás quedaron tantas y tantas jornadas de esfuerzo y dura tecnificación, bajo sol abrasador o pertinaz lluvia, desafiando viento y nieve, con bermudas y pantalón largo: la larguísima travesía que comenzó a finales de septiembre ha llegado a su fin.
El golf y yo somos uno. Si.