Cuentan que Sergio García, mientras veía el video, cruzaba los dedos para que los discos intervertebrales lumbares de Harring se convirtieran en Baileys, los tuviera que drenar vía urinaria, cólico nefrítico incluido, y dejara el golf para la play station. Para que no se cruce en su camino como en 2008. Grrrrr, que mala baba.
La verdad es que lo que vemos es flipante (el resultado de mucho tiempo de metraje). Lo que más me ha llamado la atención es que el movimiento de aproximación a la bola es calcado al de un lanzador de jabalina, increible la precisión para posicionar el pie izquierdo como punto de apoyo desde el que conducir toda la energía al impacto. Equilibrio del carajo. Yo hago eso y me evacuan en helicóptero al taller del tornero más próximo.