
No tengo el peor swing de los que veo por el campo, incluso me atrevería a decir que soy capaz de dar algunos buenos golpes, eso sí, siempre acaba pasando algo, sobre todo en los torneos, que me saca de quicio, me mina completamente la confianza y ahí paso a jugar como un handicap 48. A veces es un mal inicio, otras un putt de 25 cm fallado, puede ser también una salida “out”, ..., pero lo cierto es que hasta que no me veo sin posibilidades y me calmo, no doy una a derechas.

Este año, uno más como tantos otros, volví a poner en mis propósitos el conseguir disfrutar en competición y ponerme en handicap en torno a 18, que es donde todos me dicen que tengo juego para estar.

Volví a ponerme en manos de un profesor, Jesús Piñeiro, y marqué una fecha en el calendario, el 16 de Junio en que se celebraba en mi campo, Sotoverde (Valladolid), el Campeonato de Castilla y León de 4@ y 5@ categoría. Sotoverde es un campo pequeño (par 60, con un par 5, cuatro pares 4 y trece pares 3), y muy técnico, con calles estrechas con infinidad de fueras de límites.
La temporada iba hasta entonces igual de mal que siempre, no hay más que mirar mis tarjetas de la Liga Norte, pero empecé la “semana” con ilusión. El martes previo di una clase en la que excepto los hierros largos todo parecía en orden, y el viernes por la tarde salí a jugar el campo con un amigo. Con “solo” tres liadas hice 86 golpes, más tres de mi handicap, y salí con buenas sensaciones, pensando en que al día siguiente, en un torneo medal, si conseguía algo parecido podía darme por satisfecho.

Llegó el día, buenos golpes en el calentamiento, y comencé con dos bogeys. Cayó después algún que otro par, y yo solo pensaba en cuando aparecería el “señor del handicap” con el mazo. Pero siguieron pasando los hoyos, y alternando bogeys con algún otro par, y con un solo triplata como máxima liada, fuimos acercándonos al final con mis compañeros de partida animándome y diciéndome que si no la liaba ya había campeón. El resultado fue espectacular para mí nivel, 76 palos brutos, 53 netos que son -7 del campo. ¡Campeón de Castilla y León de 5@ con ocho golpes de ventaja al segundo, y subcampeón scratch conjunto 4@ y 5@!.




Traducido a stableford 43 puntazos, bajada de handicap a 22,4, y sensación de felicidad absoluta. Había tenido “el día”, a partir de ahora me iba a tocar sufrir para cumplir, pero pensaba “que me quiten lo bailao”.
La reválida llegó pronto, al día siguiente teníamos torneo de la Liga de Equipos en el mismo campo, en este caso la prueba scratch, y yo, que como handicap alto no estaba destinado a jugar, ante las múltiples bajas entré en la convocatoria.
Sin ninguna presión porque nadie esperaba nada de mí en una prueba scratch empecé con dos pares. Triple bogey en el tercero, con lo que ya me preparaba para “lo de siempre”, para encadenar después ¡cinco pares consecutivos!. Había hecho siete pares con ocho hoyos jugados, lo nunca visto en mí. Luego conseguí mantener cierta calma, alternando bogeys con algún otro par, para acabar con 24 puntos scratch, que me dieron el noveno puesto entre 52 jugadores.

41 puntos stableford y nueva bajada a 20,4. ¡Ahora sí que me va a tocar sufrir!... o no, ya veremos, pero el subidón de moral y autoestima golfística no me lo quita nadie. Perdón por el ladrillo, pero necesitaba contarlo. Próxima estación... ¡Riocerezo, CN GG!... ¡Qué siga la racha!.
