Por otro lado, llevo ya con mi driver seis años, ya tocaba cambiar, y aunque me reservaría la opinión hasta probarlo, tenía el TM M2 metido en la cabeza.
Se dio la oportunidad de concertar sesión con Iñaki, en Kibel Golf. Aquí el resumen:
Driver inicial:
Titleist 910D3 10,5º
cabeza 440cc
varilla Diamana Ahina 72 Stiff (72gr)
configuración: 9,75º, posición Neutral
Driver final:
Taylor Made M2 10,5º
cabeza 460cc
varilla Aldila Rogue 60 Stiff (69gr)
configuración: 10,5º, posición neutral
Proceso:
Después de pegar unas bolas con los wedge, hierro 9 y hierro 7 para calentar, procedo a coger mi 910D3 y ver qué decía la máquina. El swing no anda lo fino que quisiera, pero suficiente para sacar conclusiones.
La dispersión es algo mayor que lo que suele ser en el campo pero para ser los primeros del día, para qué quejarse. Aquí los resultados.
Así pues, empezamos el fitting. Lo natural era coger el último modelo de mi driver actual. Probamos la nueva cabeza Titleist 917D3 con un buen arsenal de varillas y aprovechando las posibilidades de ajuste del centro de gravedad del palo conseguimos buenos datos, pero yo no noto nada diferente. Sonido muy similar al mío y quizás la sensación en el golpeo de que la bola sale un poquito más despedida.
La primera sorpresa del día vino al analizar los datos y ver que ninguna configuración del 917D3 saca mejores datos globales que mi 910D3, aunque sí vemos que con la Rogue stiff conseguimos mejorar mucho los datos de spin.
Damos por concluida la prueba con el 917D3 y cogemos el Taylor Made M2 en 10,5º. Lo probamos con varillas Trinity y Rogue. Aquí los datos de las medias de todos los palos y varillas.
Conclusión:
El ganador, aunque no por goleada ni mucho menos, es el TM M2 con la Rogue 60 stiff.
La cabeza M2 es más grande y la varilla Rogue 1/2” más larga, por lo que me va a llevar un tiempo ajustar la altura del tee y la posición de bola en el stance. Las poquitas veces que conseguía pegar en la pepa la bola salía despedida, como flotando, con un vuelo mucho más penetrante del que me daba mi 910D3.
Pero la mayor diferencia venía en los golpes descentrados. Ahí es cuando de verdad encuentro diferencias con mi palo. Salen para delante con considerable distancia.
¿Y el sonido? Pues sí, el sonido mola. No es el sonido metálico del 910D3, sino más bien un sonido seco, grave, que da una sensación mental (no sé si real) de estar pegando más lejos de lo que realmente se pega.
Reseteamos la máquina y pegamos unos cuantos más con ambos.
Pronto me empiezo a dar cuenta que este palo/varilla va mejor cuanto más suave vayas de swing. Aquí el mejor golpe registrado con el M2. Fijaos los datos de spin

Después de la interesantísima sesión, una propuesta para hacerme con el palo que no pude resistir… el resto es historia.
Y como este post es desinteresado, no os voy a decir dónde tendríais que ir a haceros un fitting de driver, lo que sí os digo es que debería ser obligatorio para cualquier jugador que vaya hacer de golf una actividad continuada.
En breve y como prueba final, haré una prueba de campo. Hoyo llano (bueno, en mi campo el más llano posible) 5 bolas con cada palo de forma alternativa… a ver qué pasa….