Con varias reglas mínimas en cuanto a que no juegue un familiar en el partido, o incluso que no sean de la misma categoría/edad que los hijos propios, sería suficiente. Además los que no los acompañamos no nos aburriríamos tanto


Solo con contar los golpes seria todo mas objetivo, si hay dudas pues se llama al árbitro.
Yo he visto a un padre discutir a una niña que jugaba con su hijo en el mismo partido, que éste había hecho un golpe menos. Al final la niña no quiso firmar la tarjeta de su compañero de partido y fue descalificado. O padres discutiendo los golpes de cada niño, y éstos esperando para apuntar en la tarjeta lo que le dijese su padre. Una auténtica locura