Pese a todo, algún día aún conseguimos salir al campo y jugar. Otra cosa es la sensación con la que te vas, calles muy pesadas y greenes en los que la sensación de patear se ha perdido hace tiempo. En algún caso hasta me he ido medio cabreado.
Veo la tele y flipo con el sol radiante y los jugadores en manga corta, esos greenes duros como tambores. ¡¡Quién los pillara!! Nosotros no hacemos back spin, la bola se empotra hasta la mitad en algunos greenes. Bueno, la parte alta del campo aguanta muy bien, incluso se patea muy bien, pero ahí el viento racheado, la lluvia y la exposición a las inclemencias no da tregua.
Cuando me prejubile me piro a Murcia!!!
