quiero darte las gracias. Sí, GRACIAS. Gracias por permitirme salvar medio puntito a pesar de mi juego perpetrado en el día de hoy: 3/14 calles, 5/18 GIR, 7 pares y una forrada sideral. Eso dice mucho en tu favor… eres un gran tío… sabes -todos lo sabemos- que podías haber disparado 74 golpes; vaaaale, 76, porque el día era malo en lo climatológico. Y no has querido; has querido hacerte humano, por un día, y ver qué se siente al fallar. Porque solo un grande como tú, con un corazón que no le cabe en el pecho, puede ser capaz de coger todas las calles y fallar a la vez todos los greenes… la gente te criticará, dirá que eres un poco sobrado… déjales. No entienden. No saben apreciarlo, pero yo sí: eres humilde.


Y gracias, de nuevo, por la sutil forma que has tenido en dejarte ganar los pares 3. Un mago como tú no puede pasar por los 4 pares 3 con un bagaje propio de un hcp 24 (2 bogueys y dos aguas); pero lo has hecho. Así, sin darte importancia por el gesto, y eso solo lo explica tu magnanimidad y tu cercanía hacia los paquetes como yo, que pueblan el mundo del golf.
Y por último, gracias por ese hoyo 18; por no querer meter ese putt corto para que yo no me quedara con la decepción de haber palmado el punto en el último hoyo. Eso ha hecho que se me pusieran los ojos vidriosos... ¡qué detalle!. Creo que una lágrima ha corrido por mi mejilla. Me has emocionado.

No me enrollo más. Sé que podías haberme pasaportado al 12. Has disimulado todo lo posible y fallado golpes a propósito, con la intención de que yo no lo pasase mal… pero a mí no me la pegas: te he descubierto, jugón. Gracias.
Estoy en deuda contigo, mago. Un abrazo.
