por dabale » Jue Feb 12, 2009 2:32 pm
La larga tradición golfística de St Andrews no se hace patente hasta 1754 cuando se forma The St Andrews Society of Golfers. No sería hasta 1834 en que se convertiría en el Royal Ancient Golf Club, por concesión del rey Guillermo IV.
En 1759 se produce en St Andrews la primera referencia al stroke play, dado que antes todos los partidos se jugaban como match play. Eso posibilita que se empiecen a registrar los golpes y comienzan los récords. En 1767, James Durham realiza una vuelta de 94 golpes (con el campo ya reducido a 18 hoyos), un record que durará cerca de un siglo. Allan Robertson, en 1858, es el primero en romper la barrera de los 80 golpes. Murió un año después.
Originalmente el Old Course de St Andrews tenía 22 hoyos, en 1764 el número de hoyos se reduce a 18, por la sencilla razón de que es más fácil cuidar de 18 hoyos que de 22. Sin embargo, la costumbre de hacer campos de 18 hoyos no se generaliza hasta más de un siglo después; en 1858 el R&A emite una norma de obligado cumplimiento para sus socios que dice: “Una vuelta en el links o 18 hoyos queda reconocido como un partido a menos que se especifique otra cosa”. El resto de clubes se va adhiriendo lentamente a esta forma de actuar y hacia 1870 se acepta el estándar de campos de 18 hoyos.
En 1860, en el campo de Prestwick (actualmente llamado Royal Prestwick), ocho jugadores disputan en primer Open Británico. Tras tres rondas de 12 hoyos resulta vencedor Willie Park. Al año siguiente el torneo se abre a los amateurs y en 1863 se establecen premios en metálico para los jugadores situados en segundo, tercer y cuarto puesto: El primer puesto sólo recibía el trofeo de ganador. Será al año siguiente cuando el primer puesto también reciba un premio en metálico de 6 libras.
El trofeo que se entregaba al ganador del Open era un cinturón de cuero marroquí de color rojo con hebillas y adornos de plata, adquirido por los socios de Prestwick; se conocía como “el Cinturón del Campeón”. El reglamento del torneo establecía que “la parte que gane el cinturón deberá siempre de dejarlo con el tesorero del club hasta que presente una garantía a la satisfacción del anterior comité de que el cinturón estará bien guardado y será depositado en la mesa en el próximo encuentro para poder competir por el, hasta que se convierta en propiedad del que gane tres veces sucesivas”.
Desde 1860, el Open se jugó en Prestwick sin que nadie lo ganara tres veces sucesivas. En 1870, Tom Morris “el joven” ganó su tercer Open consecutivo y se quedó el cinturón en propiedad, quedando el torneo sin trofeo en un momento en el que Prestwick no podía afrontar la compra de un nuevo trofeo. Se iniciaron entonces conversaciones con el R&A y con The Honourable Company of Edinburgh Golfers para que el Open se disputara de forma rotativa en cada uno de esos campos y para compartir el gasto de un nuevo trofeo. Las negociaciones se alargaron sin acuerdo y por ello en 1871 no se disputó el Open.
Una vez alcanzado el acuerdo, el torneo se reinicia en 1872, de nuevo en Prestwick siendo ganado otra vez por Tom Morris “el joven”. Sin embargo, el trofeo aún no se había encargado, por lo que solo recibió una medalla que lo acreditaba como campeón. El ganador de 1873, el primer Open celebrado en St Andrews, Tom Kidd, fue el primero en recibir la Jarra de Clarete, aunque en la peana figuraba Tom Morris como primer ganador.
La Jarra de Clarete la fabricó Mackay Cunningham y Compañía, de Edimburgo y se entregó al ganador entre 1873 y 1927, año en que el R&A, que regía el Open desde 1920, decidió hacer una réplica y conservar la original en la casa club, donde se encuentra al lado del “Cinturón del Campeón” que fue donado al club por los descendientes de Tom Morris en 1908.
Como se ha dicho, al no haber trofeo en 1872, se decidió dar una medalla oval de Oro con la inscripción “Trofeo del Campeón de Golf” y dos palos cruzados en el centro. Esta costumbre, con algunas variaciones en el diseño, se ha mantenido hasta nuestros días. A diferencia de la Jarra de Clarete, la medalla es propiedad del ganador. Sin embargo, la medalla difícilmente podía considerarse un regalo dado que su coste (comprendido entre las 10 y las 25 libras con el paso de los años) se deducía del premio en metálico que se daba al ganador. Esta práctica se mantuvo hasta 1930, año en el que el ganador dejó de “pagar” por la medalla.