En este tiempo la crueldad del golf me permitía a veces, pocas, hacer 9 buenos primeros hoyos para venir con el mazo en los segundos. Otras veces, también pocas, me ofrecía el consuelo de una segunda vuelta apañada para compensar de un desastre inicial. Las más de las ocasiones era la vuelta entera la que estaba entreverada de golpes decentes seguidos de otros horribles; incluso jugando así de mal a veces hasta me las arreglaba para jugar alrededor de mi handi, magro consuelo, pero lo único a qué poder agarrarse en épocas de vacas flacas. Aunque casi siempre me faltaban puntos y me sobraban golpes para justificar mis esfuerzos por mejorar mi simulacro de swing.
"Yo abría la bola, y qué?. Quién me mandó meterme en estos berenjenales!" De este tenor eran mis reflexiones día sí y día también al volver del campo.
Este post sólo es para que sepas, si tú que estás leyendo te sientes identificado, que al final se puede.
La tarjeta no refleja nada de todo esto, en realidad no estoy hablando de resultados. Pero la cuelgo porque, después de casi un año, he vuelto a bajar de 80. Y sé que no tardaré otro año en hacerlo de nuevo.
