En este caso contamos con la colaboración de Lynyrd, al que queremos agradecer su colaboración.
Comenzamos con un artículo general, enfocado a conceptos básicos, a veces no conocidos.


putt 2.gif

El putter, el palo que da los golpes más cortos y a su vez el que más se utiliza en una vuelta regular de golf. Un jugador amateur puede efectuar entre 30 y 40 putts en una vuelta, mientras que solo utilizará el driver en 12 o 14 ocasiones. Podemos encontrar putters de todas las formas y colores, tamaños, pesos, colocación de varilla, longitud y estética, y por si fuera poco, las sensaciones que ofrecen dos modelos aparentemente iguales pueden ser completamente diferentes.

Distinguiremos los tres modelos más utilizados. Los blade, los heel-toe y los mallet. Los primeros se encuentran en vías de extinción y su uso queda relegado a unos pocos jugadores que son capaces de dominarlos o que se inclinan por la estética clásica. Su diseño viene de los primeros putters que no eran más que hierros con pocos grados, así que no ofrecen ninguna ventaja en la alineación y su distribución de masa carga demasiado peso en el centro de gravedad, ofreciendo poco perdón en los golpes descentrados.

Los putters heel-toe (punta-talón) parten de un tamaño similar a los blade, pero reparten más peso en los extremos consiguiendo así un punto dulce más amplio. El diseño se lo debemos a Karsten Solheim (1911-2000) que en 1959 creó el PING 1-A el primer putter heel-toe, que ya en 1962 ganó por primera vez un torneo de la PGA en manos de John Barnum.

La mayoría aprovechan la cavidad para marcar una línea de referencia que ayuda a colocar el palo. Exceptuando los que utilizan varilla centrada, el resto tienen offset, en mayor o menor medida, lo que reduce el efecto push. Suelen estar fabricados en acero y algunos disponen de insertos que suavizan el impacto.

Los últimos de la lista, los putters mallet, prolongan su parte posterior para conseguir una visión más amplia de la cuadratura de la cara y llegaron a estar prohibidos por el R&A a principios del siglo XX por considerar que facilitaban el juego en exceso. Su superficie permite a los diseñadores jugar con la distribución de pesos y fabricar putters con un mayor momento de inercia.

Hoy en día hay modelos para todos los gustos, desde los que mantienen una estética clásica que en ocasiones se denominan mid-mallet a los inspirados en la nave Enterprise de la serie Star Treck. Se encuentran fabricados en diversidad de materiales, desde aluminio a compuestos de resina o incluso en madera. Solo la imaginación de su diseñador limitará las posibilidades de un putter mallet.

putterbalance.jpg


Equilibrio

Dejando de lado ciertos inventos o malos diseños, los putters se equilibran de dos formas; neutros, o con más peso en la parte exterior, también denominados tea drop. Para ver de qué clase es el nuestro, basta con reposarlo sobre dos de nuestros dedos y ver si la cara queda plana (putter neutro) o si tiene más peso en la punta y esta se inclina hacia abajo (tea drop). Generalmente los putters neutros no llevan hosel, si no que la varilla va anclada directamente a la cabeza del palo, independientemente de si es recta o con offset.

Todos hemos oído alguna vez que si un putter queda con su cara a nivel al reposarlo sobre dos dedos, está bien compensado, mientras que si queda desnivelado es que está mal hecho. No es más que una leyenda urbana. La función de este “desequilibrio” en putters perfectamente equilibrados es compensar el efecto draw en los swings de putt en forma de arco. Con una masa mayor en la punta se consigue una mayor inercia en la parte exterior, lo que facilita que la cara llegue cuadrada, y evita que después del impacto la bola rote hacia el interior sobre su eje vertical.

offsett putter.jpg


Disposición de la varilla

Encontramos dos disposiciones radicalmente diferentes de colocación de varilla en los putters mallet, mid-mallet o heel-toe; varilla centrada o varilla en talón. En ambos casos encontraremos modelos en los que la varilla entra dentro de la cabeza, con hosel, con offset y sin él. El líneas generales, el putter de varilla centrada marca mejor la línea y ofrece un mayor control de la cabeza del palo en golpes cortos y el putter sin offset reduce los errores cuando hay tendencia a dejar las manos atrás. Por el contrario el putter con offset facilita que la cara llegue cuadrada cuando el jugador adelanta las manos y es más tolerante cuando se trata de swings largos.

¿Cuál es el mejor putter?

La mayoría pensará que es el que utiliza su jugador preferido del Tour o simplemente que el más caro es el mejor. En primer lugar habría que aclarar que los putters que utilizan los jugadores de los principales circuitos, son casi como los que se pueden encontrar en las tiendas especializadas, pero con innumerables horas de trabajo y análisis por parte de sus clubmakers.

647-3-max500x500.jpg


Longitud de la varilla

El primer punto a tener en cuenta para elegir un putter, es la longitud de la varilla. Si hablamos de putters estándar, la mayoría de los que encontramos en el mercado son de 35” para hombres y 33-34” para mujeres. La prueba de que estas longitudes no se adaptan a la realidad es que la mayoría de jugadores del PGA Tour utilizan putters de entre 33 y 34” y de entre 31 y 32,5” las jugadoras de la LPGA. Para elegir la longitud más adecuada, hay que intentar encontrar el equilibrio entre distancia y control o tener que visitar al quiropráctico después de cada sesión de entreno de putt. Con una varilla más larga es necesario menos arco de swing, mientras que con una varilla más corta siempre tendremos más control de la cabeza del palo. Todo esto sin olvidar que un jugador de 190 c. de altura tendrá serios problemas para jugar y practicar con un putter de solo 33” de longitud.

Otra modalidad son los putters largos, denominados belly putter, para aquellos que se apoyan en la boca del estómago, y long putter los que llegan hasta el pecho. En ambos tipos la función es la misma, evitar que las muñecas se muevan en el momento de golpear. El long putter se coge, en un jugador diestro, con la mano izquierda apoyada en el pecho y se utiliza la derecha para hacerlo bascular. Esto hace muy difícil que se pueda girar la cara del palo en el momento de golpear y deja las muñecas fuera de la ecuación. Su parte negativa radica en un menor control de la fuerza de golpeo y carencia de sensaciones.

El invento del Belly putter data de 1965, cuando Richart T. Parmley patentó lo que denominó como “body pivot putter”, que llegó a ser utilizado en algunos torneos de la PGA a finales de esa década. Pero su uso masificado no llegó hasta después de 1999, cuando Paul Anzinger, aconsejado por Dave Peltz, empezó a utilizarlo para paliar su tendencia a lanzar las muñecas. A raíz de esto, Anzinger, pasó de ser el número 111 en estadística de putts en el circuito de la PGA en 1999 al 4º en el 2000. El belly putter consigue mantener la línea de golpeo de los Long putters pero ofrece un mejor control de la distancia y más sensaciones.

En la modificación de reglas 2016-2019 y con efectos a partir del 1 de Enero de 2016, se prohíbe anclar el palo ya sea “directamente” o mediante el uso de un “punto de apoyo”, durante la ejecución de un golpe. Por ello, la nueva redacción de la regla 14-1b impide fijar el putter al cuerpo.

putt 1.jpg

Grados, pesos e inercias

El lie debe ser otro de los factores determinantes. Hay que tener en cuenta que este palo tiene entre 3 y 4 grados de loft, lo que significa que si golpeamos en la línea correcta un putt de unos 8 metros, con la punta del palo 3º levantada, la bola se desviará de 4 a 5 centímetros de su trayectoria. A la mayoría, por no decir a todos, los putters del mercado se les puede modificar el lie sin ningún tipo de problema. El peso también es importante. El swingweight de un putter no debe de ser inferior a C8, siendo el mínimo recomendable D2. Así, si pensamos recortar nuestro nuevo putter a 33 pulgadas, el peso de la cabeza no debe ser inferior a 360 gramos.

Lo último que hemos visto en relación a modificaciones considerables de swingweight son los putters counterbalance, que cuentan con una cabeza más pesada de lo habitual (sobre 400 gramos), un grip de 136 a 150 gramos de 17 a 21" de longitud y que se venden e longitudes superiores a las 35". Prometen un mejor control y más equilibrio gracias al mayor M.O.I. tanto de la cabeza como del conjunto.

Existen putters más tolerantes con los golpes descentrados que otros. La permisividad en un putter va relacionada con el momento de inercia de este. Cuanto mayor sea el M.O.I. menos se desviará la bola en golpes descentrados. Mientras que con un putter clásico con un bajo momento de inercia de 157 gr/cm² el punto dulce es de 6 milímetros, en uno con un M.O.I. de 279 gr/cm² la zona permisiva se amplía hasta los 5 centímetros, lo que nos ofrece un margen de error 8 veces superior.

Una vez considerados todos estos factores, solo hay que encontrar un putter con el que se encuentre cómodo en el stance y que su tacto al impactar sea de su agrado. El resto son horas de práctica en el putting green.

Lluís Martínez
http://WWW.CLUBMAKER.ES

Comentarios en este hilo.