En fin, gracias a todos por las felicitaciones y alabanzas diversas, merecidísimas, dicho sea de paso. Muchos de vosotros, pollarakos infames, que os habéis tomado a broma lo del DON estaréis ahora rascándoos la coronilla pensando: 'coños, el pollo se nos come crudos'. Ciertamente así será, y más bien temprano que tarde. Podéis reír.
En cuanto a la partida de hoy, y aunque ha quedado magistralmente relatada por Caren y MacGroo en sendas crónicas prodigiosas que probablemente serán recordadas in aeternum, me permitiré hacer una breve reseña mientras mi compañero Ratpenat hace la suya. Esa es la crónica que quiero leer, la crónica macarra de mi maestro en psicología absurda.
Bien, pues a instancias de Caren que le ha cogido el gusto a eso de hidratarme gratis total, nos hemos reunido esta mañana en el idílico paraje carcelario el susodicho Caren, MacGroo el asustabolas, el mago Ratpenat y servidor de ustedes para lo que gusten mandar. Tras acordar un mejor-peor bola a pelo, he escogido a Ratpenat de pareja dado que Carensito y Magrú iban en un monísimo cochecito. Ratpenat se ha acojonao: no quería jugar conmigo... como lo oís, ha temido tener que cargar con un lastre (o sea, yo) demasiado pesado. Y claro, acostumbrado a cargar con grúa lo veía mu negro. Rat quería jugar con MacGroo, como ya manifestó ayer. Me hundió en la miseria, y hoy he decidido pagarle con amor su desamor, y demostrarle que soy algo más que un semental. Yo lo disculpo, porque hace meses que no había tenido el placer de jugar conmigo y no sabía de mi progresión geométrica hacia el estrellato u olimpo del glof.
Me ha comentado entonces nosequé de si había visto cómo iba progresando mi amigo Antuán De La Fontaine (esto es, Tonicán), y que si yo era un fiambre o maleto supremo.... ante tal desparpajo y muestra de ignorancia supina solo se me ha ocurrido regalarle una media sonrisa sardónica con levantamiento de labio superior (parte derecha) y poco más. Pero cuando en el hoyo 6 ha notado que ya llevaba 4 pares, su semblante de incredulidad se ha tornado en asombro absoluto. Y cuando ha contado mis golpes en el 9, se ha meao encima. Y cuando ha hecho el recuento en el bar, me ha declarado amor y admiración eterna.
La táctica en la partida ha sido crucial. Ya que Rat salía de trabajar en turno de noche y había dormido poco más de una hora, sabía que a eso de las 12 sería prácticamente inservible para jugar al glof; Así pues la estrategia diseñada por el mago era darles fuerte a los pollos durante 2 horas y media, y dejarnos llevar después. Como bien ha dicho mi compañero, me ha aguantado hasta las once y media: después su juego me ha recordado a mi mismo durante uno de aquellos clínics de 'juego de salón' que tuve a bien impartir hace unos meses. Creo que he correspondido al esfuerzo que ha hecho mi maestro al venir a jugar, y no he dejado que se nos subiesen a las barbas, y así en el 15 hemos dado matarile a los del cochecito.
Estoy más que seguro que los 'pilotos' esperaban que se nos saliese la cadena, pero en un prodigio de compenetración, una simbiosis simbionte, la rata y el pollo triunfaban abujero tras abujero. '¿Que no podrán lograr -me pregunto retóricamente- los poderes de la Rata y el Pollo unidos?'
'Absolutamente nada' - me respondo -.
Y tras éstas palabras, mis queridas piltrafillas, me retiro a meditar a la espera de la crónica de mi media naranja golfística, el GRAN Ratpenat.