La vida de un golfista novato está llena de descubrimientos, es más, incluso la vida de un golfista experto también; Es inevitable, tras una o ninguna sesiones de tecnificación, hacerte preguntas del tipo 'de donde vengo', 'a donde voy' o 'quien soy' en el mundo del glof. Tales cuestiones, que se podrían contestar resumidamente con un 'del tee del 1', 'al tee del 2' y 'un fiambre', crean hondo pesar en muchos pollarrakos galácticos.
'¿Y a qué viene todo ésto, querido y admirado Barri?', os preguntaréis inquietos mientras os rascáis el cogote. Pues bien, todo ésto viene a raíz del desazón que me producen leer las quejicosas misivas de pollos necesitados de luz y guía, principalmente de mi ciclao preferido, alias Tonicán. Me duele en el alma leer como alguien está en crisis glofística, que sus palos se le revelan, y más concretamente en el caso del clembuterado centralista, su descontrol en la potencia brutal de su pegada.
Tony (y demás Luises pobres de espíritu), aquí estoy yo para ayudarte/os, consolarte/os y animarte/os. Vamos a/os ello/os.
Es claro, Toni, que por lo que cuentas te preocupa no ir por la calle, y te quejas de que le pegas muy largo y es una jodienda buscar bolas a 350 metros o más. Bien, para empezar te diré una cosa: la misma dificultad tendrías en tirarla fuera de calle y buscarla a 200 metros. O a 170, que viene a ser una medida media de pérdida de bola en el raf, bosque u cualesquiera obstáculos presentes. Es decir, que no te creas único e inmarcesible, ya que la jodienda de buscar la bola fuera es la misma para todos. ¿Capicci? Bian, Bian, tre bian. Sigamos.
Dicho ésto, convéncete de que te puedes dar con un canto en los dientes, ya que lo que es la distancia la tienes por naturaleza y a causa de tu ciclación muscular. El jugador de glof se pasa la vida buscando distancia y poca dispersión. Tú ya tienes una de las dos, lo cual es un trabajo que tienes hecho. Y aquí viene el grueso del asunto.
Como sé positivamente que mi prosa, aún siendo de una riqueza y hermosura sin par, puede resultar incomprensible (como el aceite) para una gran mayoría del foro que no tienen una mente tan preclara como la mía, voy a incluír un croquis:

Bien, aunque las medidas están en milímetros, vamos a suponer que son metros. La cosa es la siguiente:
Vamos a suponer, mi pequeño Hulk, que pegas dos drives. Con el primero dejas la bola a 100 metros de bandera (gráfico de la izquierda). Con el segundo, la dejas a 50 metros (gráfico de la derecha). Supongamos también que tienes tiro libre a bandera, y es indiferente que estés en calle o no. Si quieres, suponemos que estás en calle, pero para el caso da igual, ya que se supone también que querrás mandar la bola recta.
Vamos a suponer también que tu error (apuntando) en el segundo tiro es el mismo para las dos bolas: te desvías 43º hacia la izquierda en ambos casos.
Sin entrar a explicar que el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es la suma de los cuadrados de los catetos, y que el ángulo viene dado por el arcseno del cociente entre un cateto y la ya citada hipotenusa (Pitágoras, te amo), verás que tras quedarte a 100 metros y golpear con un desvío de 43º a la izquierda, te quedas a 54,7 metros de bandera (bola amarilla marcada 'A').
¿Y qué pasa con la otra bola, la que he dejado a 50 metros? Pues bien, como también observarás en el gráfico de la derecha, golpeando mismamente con una desviación de 43º a la izquierda..... ¡Te quedas a 28.7 metros de bandera! ¿Es magia? ¡NO, ES EL BUEN PITÁGORAS QUE ES TU AMIGO!
'¿Entiendes?' -que diría Belén Esteban-. Lo que te quiero decir, por si no te queda claro es que aunque al principio sea más importante dar recto que largo, llega un momento en que si no le das largo estás jodido. No es lo mismo aprochar a 150 que a 80 metros, y según mi criterio es la diferencia que hay (aparte del aproach y pat) entre un SD y un handi medio.
Ya tienes la distancia. Congratúlate, hermano, ante tal descubrimiento y póstrate ante mi que te he abierto los ojos (solo dos). Ahora, sabido que tienes el poder de largar la bolita a tomar pol culo, céntrate en acabar con la dispersión. He dicho. De nada.