
En la primera mitad del siglo XIX había en el Reino Unido unos 30 clubes de golf, la mayoría en Escocia. El perfil de los jugadores estaba netamente dividido en dos estratos, interrelacionados pero inmiscibles. Por un lado estaban los jugadores amateur, que eran los miembros de los clubes, todos caballeros pertenecientes a la clase alta, todos poseedores de grandes fortunas y buena parte de ellos nobles. En el extremo opuesto estaban los caddies o cracks como se les llamaba entonces despectivamente.
Los caddies eran de la más baja extracción social, la mayoría iletrados, con escasa educación, deslenguados y dados a los excesos especialmente con el alcohol. Su nivel de juego era de lo más diverso. La mayoría no tenía por el golf más interés que el que les permitía ganarse unas pocas monedas con las que subsistir. Solo los pocos que eran buenos jugadores podían aspirar a una vida digna basada en el golf. En ocasiones se convertían en el caddie habitual de algún miembro del club, a veces incluso en su pareja de juego. De esta elite salían los keeper of the green de cada club y los fabricantes de palos y bolas de cada ciudad
Pero ni siquiera esta elite se libraba de las rígidas normas que gobernaban las relaciones sociales. Los caddies no eran más que sirvientes sin derechos de los caballeros miembros de los clubes, a los que debían un respeto reverencial y podían ser castigados duramente en caso de no atender a las normas. Si un caddie no inclinaba la cabeza y se quitaba la gorra al paso de un caballero o si un amateur consideraba haber recibido un mal consejo de su caddie o si creía detectar cierta holgazanería, podía negarse a pagar al caddie o castigarlo con un varillazo en las costillas.
Más en http://www.cronicagolf.com/prestwick-18 ... mpionship/