por Tito Fran » Lun Dic 03, 2012 12:07 pm
Desde que no cuento batallitas de mi niña hasta ahora me he llevado algunas alegrías golfísticas, que han desembocado en que este pasado fin de semana se ha proclamado en el Real Club de Golf de Sotogrande campeona de la 1ª categoría femenina (alevín) del Pequecircuito.
Ha sido la más regular, con dos segundos puestos en la última fase por lo que llegaba como primera del ránking a la final. En la final hubo tres jugadoras empatadas a golpes, siendo ella la de hándicap más bajo por lo que al jugar a medal quedó en tercera posición. Pese a ese pequeño revés, tuvo la inmensa satisfacción de que conservaba el liderato en el ránking y por tanto lograba la victoria en el campeonato. La niña feliz, y el padre... ni lo cuento.
Ahora podemos recordar miles de kilómetros para jugar durante el año por campos de Huelva, Cádiz, Sevilla, Málaga y Córdoba; el haber ganado dos torneos, varios segundos (entre ellos la final de Guadalmina), algún que otro tercero (como este último en Sotogrande, pero con los mismos golpes que la primera); también se acuerda uno de días de entrenamiento con frío, con calor, con viento, con agua...; madrugones y renuncias a otras cosas que le gustan a una niña de once años. De verdad que en ocasiones sentí remordimiento de haberle transmitido el veneno por este deporte adictivo y sacrificado como pocos. Ahora disfrutamos de este éxito, pero hay que seguir recordándole que a pesar de haber conseguido en su primer año jugando todos estos logros, que ha elegido un deporte en el que se pierde muchas más veces que se gana, que todo el sacrificio puede diluirse en un putt fallado. Por otro lado, aunque el mes que viene decidiese cambiarse al paddel o cualquier otro deporte, siempre me quedará la satisfacción de que los valores que se aprenden a esta edad, y más en el golf, sirven para toda la vida.
FdeL ya no está en el foro, pero estoy yo.