por lsub » Mié Ene 14, 2009 10:26 pm
Recientemente (bueno ahora ya hace meses) jugué un torneo Padres e Hijos Scramble con mi hija mayor. Hago un relato de ello. Tampoco relataré hoyo a hoyo, puesto que creo que no tiene sentido.
Pero como hay gente a la cual le gusta leer las historietas de otros. Vamos allá.
Antecedentes
Mis hijas empezaron a dar clases de Golf (por que lo que se dice jugar, jugar, no se si a eso se le puede llamar jugar), porque quisieron, la verdad yo no les obligue, ni se lo propuse, ni nada parecido. Siempre un padre está orgulloso de que su descendencia comparta aficiones, hay padres que lo fuerzan, que lo buscan, en mi caso no fue así.
Mi hija pequeña dijo que quería jugar al golf, (a lo sumo facilitarles el compartir aficiones). Así que decidí apuntarla a la escuela de Golf, un día a la semana. Mi hija mayor se lo pensó, y pidió que la apuntase un trimestre para probar. Pero dejó muy clarito que si no le gustaba que no seguiría.
Bueno, con los adolescentes no se puede discutir mucho.
Obviamente les encanto, y justo antes de terminar el trimestre, mi hija mayor ya me estaba diciendo.
- Papa, pero el trimestre que viene, ¿nos va a apuntar a Golf? Yo es que quiero seguir.
Así que allí siguen.
Habían jugado algún torneo, y habíamos salido al campo juntos. Pero nunca un torneo juntos formando pareja.
Pre-Torneo
El director de la escuela de Golf, nos comenta que va a celebrar en el campo un torneo padres e hijos, y que sería una buena oportunidad para que me apuntase con ellas, et, etc..
Surgen los problemas.
Tengo dos hijas. Soy único. No puedo jugar a la vez con las dos, aun no soy ubicuo.
Decisión. Juego con mi hija mayor. Siempre se dice que los primogénitos tienen preferencia. Pero vamos, que es la decisión más lógica.
La pequeña ya tendrá tiempo de jugar.
La mayor está mas preparada para jugar.
Jugando scramble, de la pequeña igual no elegimos bola. ¿Jugar para no elegir su bola? No se si tiene sentido. Además a ella lo que le hace ilusión es elegir su bola.
Bueno, tras las duras negociaciones, y ratos de explicación intentando razonar, .. al final mi hija pequeña se convence que el próximo jugaré con ella.
Creo que a escondidas lo apunta en su cuaderno, para que no se le olvide, así la próxima vez que pase algo similar, sacara la hoja diciendo que le toca a ella.
Definitivamente me apunto con mi hija mayor a jugar. El torneo es en Sant Joan. Para los que conocen Sant Joan creo que no hace falta explicar mucho del campo.
Le pregunto. – Hija, ¿Quieres que juguemos en Buggie?, que el campo es muy duro.
- Papa!!!, Por Favor!!! Que vergüenza!!!
- Son 18 hoyos en Sant Joan, Que nunca has jugado más de 9 allí. Que te vas a cansar mucho.
- Papa. No digas tonterías, yo me hago los 18 hoyos andando con el carro. Ya he jugado 9 hoyos allí muchas veces. Seguro que te cansas más tú que yo.
Que eléctrico, que tampoco alquilamos, que ella arrastra su carro.
Menos mal que es chica, que si llega a ser un chico me salta que además se los hace con la bolsa al hombro. Que haber que me había creído yo.
Total que decido no alquilar Buggie. En fin Sant Joan!. Vale me lo haré con la bolsa al hombro (eso lo hago de vez en cuando) y seguro que además voy tirando de su carro.
- Papa – Me pregunta – ¿Y con quien jugamos?, ¿Podemos jugar con fulanita y su padre? ¿pide que nos pongan juntas?.
- Jugaremos con quien nos toque.
- Pero es que yo quiero jugar con ella. A ver con quien nos toca jugar!!
- Esto es un torneo, juegas con quien te toque. Además ya los sabes, en otros torneos que has jugado así ha sido.
- Ya!, pero esto no es un torneo serio. ¿No?. Al menos eso dices, que el scramble ni es golf ni es na. - si es que, a veces, hablo de más.
- Es un torneo, y jugaremos con quien nos toque.
Día del torneo
Llegamos al tee del uno con tiempo. Hemos practicado en el putting green un poquito. No hemos tirado no bolas.
Nos han emparejado con otro padre y su hija. Mi hija la conoce de la escuela de Golf, no dan clases a la misma hora pero se conocen. Bueno al menos no se quejará.
Ellos van en Buggie.
Se me acerca y me dice.
- Papa, cogemos un Bugie.
- No.
- ¿Por qué?
- Ya no da tiempo.
- Faltan 15 minutos.
- Ahora ya no cogemos bugie.
- ¿Por qué?
- Haberlo pensado antes.
- Lo he pensado ahora.
- Te lo dije, y dijiste que no, para la próxima espabilas. Asume las decisiones.
No se puede ser una veleta, de vez en cuando hay que ser firme. Hay que aprender a asumir las consecuencias (andar 18 hoyos), de las decisiones tomadas.
Jugando
No tiene sentido relatar paso a poso los hoyos.
Llegamos al 2, par 5.
Para quien no lo conozca, desde amarillas salida estrecha, estrechisima, salida en subida, en mucha subida, un desnivel importante. El tee de rojas estará como 150m por delante, y en lo alto de la subida, el desnivel muy importante.
Tan importante que si dejas la bola a la altura del tee de rojas, normalmente ya puedes estar satisfecho.
Salgo con el drive y parto la calle, larga y al centro, no se ve caer puesto que el desnivel que hay lo impide. Pero ha sido buenísima. Será puñetero este juego, para una vez que le pego bien en esa salida, no me va a servir para nada. Puesto que mi hija jugando desde rojas la pondrá más lejos. Bueno que se le va a hacer.
El padre de la otra niña le ofrece apretarse en el Bugie los tres para subir la cuesta, mi hija sonríe, y se sube.
Y mientras va subiedo la cuesta en el bugie, me mira sonriendo, de oreja a oreja.
Llegan al tee de rojas. Yo me arrastro por la cuesta con mi bolsa al hombro y menos mal que el carro con la bolsa de mi hija lo arrastran desde el bugie. Seré G…
Van saliendo las dos niñas, bien mi hija ha puesto la bola más larga que la mía, menos mal, pero en ese hoyo era fácil. Juega el segundo golpe ella antes, yo aun sigo recuperándome de la cuestecita.
Hoyo 5. Par 4. Las marcas amarillas están en la plataforma de rojas, solo un poco por detrás de las marcas rojas.
Salgo, y pongo la bola en medio de la calle, pasada larga la estaca de 100 metros a green.
Le digo a mi hija en broma. - Con el tiro que he pegado, no hace falta que juegues.
- Ah! ¿no?, coje su palo y lo mete en la bolsa.
- A ver, que hemos venido a jugar, tú juegas, aunque sea un churro, o pierdas la bola. Piesa que es un golpe de práctica...
Si es que a veces no se puede bromear.
Hoyo 12. Par 4. Salida en bajada, con un obstáculo de agua abajo del todo.
Es una salida comprometida, puesto que si juegas muy largo, se corre el peligro de que la bola ruede y ruede hasta el obstáculo. Pero si juegas muy corto, el problema es que queda un tiro muy largo para llegar a green. Hay que jugar el golpe justo para no correr el riego de rodar hasta abajo del todo. Aparte de que puedes tener el peligro de ir al boosque...
Es un scramble, decido confiar en que mi hija pegue un golpe medio decente. Y si es corto, llegaremos de tres a green. Así que arriesgo. Voy a jugar un golpe largo, como la calle está húmeda, a ver si hay suerte y no rueda de más.
La pego perfecta, sale altísima, cae justo al principio de la plataforma antes del OA, como venía muy alta, casi no rueda, no se ve pero tiene que estar allí. Al final estaba allí, a solo 90 metros de green. Perfecto.
Hoyo 14. Par 5. 435 metros.
Es un hoyo e el que se puede llegar de 2 a green, pero para ello la salida ha de ser muy larga (o muy larga para los que no somos pegadores), los suficientemente larga como para que empiece a rodar por una ligera pendiente que hay a la caida del driver.
Salida larga, pero no rueda lo suficiente (las calles están húmedas y no rueda mucho).
Antes de que juegue mi hija el segundo golpe, le digo que lo único que tiene que hacer es pegarle palante, si su bola pasa de la estaca de los 150m, pues desde allí yo ya tiraría a green. Que si la pone medio bien, yo arriesgare con mi segundo golpe, es bueno ir explicandole la táctica, compartir el peso de as decisiones. Pasa de largo, así que decido arriesgar.
El hoyo tiene fuera de limites toda la izquierda, y cerca del green por la derecha. El green está en alto, y por tanto es difícil llegar. Pero estando la otra bola allí, que voy a hacer. Arriesgar.
Le pego con la madera, la bola sale bien pero me quedo un poco corto, justo unos 5-10 metros antes de green, como es cuesta arriba, se queda en la pequeña parte plana que hay allí. Bueno hemos intentado llegar de dos.
En el hoyo 16. Otro Par 5,
Puedo intentar hacer lo mismo, pegarle con la madera para llegar de dos, o dejarla cerquita al menos.
- Hija, ¿qué hago? Le pego con la madera para dejarla al borde de green o en el green?
- Si eso papa. Tú pégale con la madera y déjamela fácil para que yo la ponga en el green.
Pienso, y esta que se ha pensado, Que yo se jugar a esto!!! ¿O que?
En este caso sale mal, la pongo en el tee del 13 o por ahí. Luego me dicen que la bola está pasada el tee de blancas y que casi les da la bola.
- Pues yo he gritado bola. – Pienso, vamos que si no me han oído es que está sordos.
- Si, si ya lo hemos oído, pero no pensábamos que venía hacia aquí.
Menos mal que ella había puesto el segundo golpe a unos 120 metro de green, así que de tercero a green.
Resultado
Buen día de Golf. La experiencia de intentar jugar otro tipo de golpes es positiva, ya se tengo clarísimo que no debo intentarlos, al final la ganancia es mínima, pero se pueden perder muchísimos golpes. Han sido golpes que no hubiese jugado si no es por la seguridad que da el tener la otra bola, la bola de mi hija en mitad de la calle. El scramble tiene algunas ventajas, pero vamos que casi parece una vuelta de entrenamiento, de esas que cuando juegas en el campo solo, vas jugando dos bolas en cada golpe.
Pero como resultado más positivo el compartir un día de golf con la descendencia, el jugar en equipo, el jugar aconsejándole y que te hagan caso, bueno o que al menos intenten hacerte caso, puesto que eso de no le pegues muy fuerte que la bola cojerá toda esa caída y se saldrá de green aun creo que no lo ha entendido, sobre todo por la cara de sorpresa que puso cuando la bola se salio del green.
Jugar en equipo con los hijos propios, a veces, puede resultar difícil, por el tema de darles consejo, que se dejen aconsejar, que no los líes, etc.
Normalmente cuando he acompañado de caddie a alguna de mis hijas a algún torneo, pues realmente es que no les digo nada. Prefiero no decirles nada, prefiero esperar a que pregunten ¿qué palo juego?, ¿Con este palo llego? Bueno, lo de con ese palo llego siempre les digo lo mismo, eso deberías saberlo tú.
Haciendo de caddie de mis hijas, he visto varias veces a los padres de otros niños, darles consejo, atosigarles, al final siempre es más o menos lo mismo, rebote del crío, y malos modos, el crío acaba diciendo que la culpa del mal juego es del padre, que no le deja en paz, el padre le dice al niño que es que no le hace caso.
Pero al jugar en equipo, el consejo es recibido de otra forma, los dos jugamos a lo mismo, los dos nos beneficiamos o perjudicamos del mal juego de uno o de otro, con la cual la sensación de equipo puede prevalecer. Sobre todo si de vez en cuando se le pregunta al hijo propio si cree que deberíamos arriesgar, si un putt cree que va a caer para un sitio o para el otro, en ese momento cuando el hijo/a pasa a ser el que da consejo (y a veces igual hay que hacer caso aunque sea erróneo) al ser los consejos bi-direccionales, pasan a ser mucho más receptivos, pasan a ser una situación de igual a igual, muy distinta de aquella donde el padre va detrás del hijo explicándole haz esto o haz lo otro.
Bueno todo una historieta, solo para recomendar que al jugar con los hijos/as propios hay que intentar jugar de igual a igual, y no atosigarles en su juego.