Alguien dijo del fútbol (o del golf, que para el caso sería lo mismo) que era un "deporte de caballeros practicado por villanos". Y de tal palo, tal astilla. O aplicado al otro dicho, de un villano.....un minivillano.
Si a eso se le añade la circunstancia de practicarlo la mayoría de veces sin la supervisión directa de un árbitro, tal como sucede en otros deportes, el cóctel está mezclado y casi servido.
Si nadie le hace ver que eso está mal, el niño irá aumentando el nivel de "trastadas". Y en eso los padres principalmente tenemos la llave para corregirlo.