Como he dicho, empecé en Septiembre, y estoy apuntado en el CTG a los cursos trimestrales. Ya hice el primero, de 12 clases, y acabamos de empezar el segundo. Intento, además, ir un día al menos por mi cuenta a dar bolas entre clase y clase. No es mucho tiempo, pero el justo para que se empiecen a notar algunas mejorías. En los puestos de dar bolas, los hierros empiezan a volar altos y rectos con cierta frecuencia, e incluso estoy empezando a dar algunas bolas buenas con el híbrido y la madera 3.
Pues esta semana estaba ilusionadísimo porque nos tocaba clase de campo, que si no es así, yo no lo puedo pisar, porque no tengo handicap. Ya me veía disfrutando de este juego como ningún día.
Sin embargo, en los cuatro hoyos que nos ha dado tiempo a jugar (también es mala suerte que es el único día que hemos coincidido los 6 de clase) todo ha sido un despropósito tras otro. He dado al aire, el 90% de los golpes han sido filazos infames, me he ido a los hoyos de al lado, casi le pego en la cabeza a un compañero, la he mandado fuera de límites y lo de tripatear se me ha quedado corto. Al final, no he podido acabar mas que uno de los 4 hoyos, y ha debido ser en 6 golpes, cuando era un par 3 de apenas 70 metros. Solo decir que uno de los alumnos, amigo mío, lleva solo tres clases y aún le cuesta hasta atinar a la bola y lo ha hecho muuuuucho más dignamente que yo.

Me fui a casa tremendamente decepcionado. Muy chafado. Mañana volveré a sacar un rato para dar bolas, e intentaré quitarme el mal sabor de boca, pero de momento he conocido la cara amarga de este vicio.
Un saludo!