por efe » Lun Oct 26, 2009 5:11 pm
El sábado 24 de octubre participé en el Pro-Am del Campeonato de Andalucía de Profesionales, que se celebró esa semana en Santa Clara Golf Granada. El caso es que el equipo del que yo formaba parte, un profesional y tres amateurs jugando en la modalidad de Texas Scramble, quedamos los terceros con 57 golpes, 15 bajo par, empatados a golpes con los segundos y los primeros, pero con peor hándicap que éstos.
Yo inicialmente no iba a participar, con mi hándicap 36 prefería dejar el sitio a otro que se lo mereciera más. Pero el día antes me llaman de mi club pidiéndome que me apuntara, que había plazas sin cubrir. Acepté. Cuando el sábado me presenté y vi el equipo que me tocó, hándicaps 9 y 12 y el profesional que había quedado 19 en el campeonato, me puse bastante nervioso al pensar que no podría estar a su altura. Sin embargo los tres eran grandísimas personas que desde el principio me tranquilizaron y me mostraron que lo único importante era pasarlo bien. Además fueron capaces de quitarle toda importancia a los rabazos que di (bastantes), y agrandar los buenos golpes que dí (pocos).
Mi primera salida, comenzamos en el hoyo 12, fue desastrosa y apenas pasé de rojas, pero mi confianza empezó a subir cuando ya en el green tiré el primer putt para par y emboqué desde dos metros. La segunda salida, hoyo 13, fue regular, pero de nuevo cuando llegamos al green tiré yo el primer putt, este para birdie y emboqué desde tres metros. Empecé a tranquilizarme.
En el famoso hoyo 14 par 5, los más de 500 metros cuesta arriba y dogleg a la derecha, los cuatro hicimos unas salidas bastante mediocres. Elegimos una de apenas 200 metros a la derecha en el primer corte de raf. Los tres amateurs jugamos un segundo golpe al centro de calle (bueno, el mío al centro del raf 120 metros más arriba), pero el pro coge el hierro 3 y pega un golpe ciego por encima de la montaña de la derecha volando todo el fuera de límites ¡y la pone en el collarín! Un approach y un putt y ¡birdie en la Bestia Negra! A partir de aquí la autoestima se nos puso en lo más alto.
Puesto que en esta modalidad hay que elegir al menos cuatro salidas de cada miembro del equipo, siendo yo el más débil y ahora que ya estamos calientes, quedamos que en cuando yo cogiera calle con una distancia decente y que no haya una salida espectacular de otro que nos asegure el birdie, seleccionaríamos mi salida. Esto ocurre, siguiendo el orden en que jugábamos, en el 16, 1, 3 y 6 ¡y en los cuatro casos los terminamos con birdie! Una auténtica inyección de adrenalina, especialmente el 3, un par cinco de más de 530 metros, de tres en green y un solo putt.
El último hoyo, el 11 par 4, lo terminamos también con birdie con un segundo golpazo del pro, que con un hierro desde más de 180 metros en el raf y con los pies bastante más altos que la bola, la pone en el green, y el hándicap 9 mete un putt de 5 metros.
Terminamos con ¡10 birdies y 8 pares! Pero como gracias a mi hándicap, jugábamos con hándicap 5, el resultado neto era ¡15 bajo par!. ¡Una pasada!
Mis tres compañeros, además de darme mucho cariño, jugaron como auténticos campeones. El pro, bastante joven y con toda una carrera por delante, a pesar del cansancio acumulado en días anteriores, tuvo unos cuantos golpes magistrales que dejó ver el gran potencial que hay en él. Los valiosísimos consejos que nos fue dando en todo momento son auténtica canela en rama. El hándicap 9 es un gran pegador con distancias en todo momento similares a las del pro, con la típica dispersión del gran pegador, con un swing espectacular y preciso en el jugo medio. El hándicap 12 lo llamábamos “el tiralíneas”, cogió todas las calles y si bien su pegada era corta su precisión en todas las fases del juego era portentosa.
En fin, que fue un estupendo día de golf, un lujazo jugar con esos compañeros y un bonito trofeo para mi vitrina.