


El otro día sin ir más lejos sólo una bola ocupaba el fondo del cubo, era tarde, mis manos ya dolían de golpear con insistencia al suelo, y la misma sensación tenía en los hombros por golpear por igual al aire. Pero me quedaba una oportunidad, desde los puestos del primer piso la última bola iba a ser "la bola". Iba a concentrar todo mi saber en ese golpe. Lo primero que hice lógicamente es coger el sandwege (en el último golpe no hay que arriesgar), lo segundo tratar de recordar todo lo que sé, and at last but not least tratar de ponerlo en práctica. Subo los brazos, me concentró, miro fijamente a la bola,y ahí está, conseguí el golpe perfecto... si se hubiera tratado de billar a tres bandas, porque la respuesta de la bola a un golpe con una energía endiablada fue un movimiento a cámara lenta con back-spin que se dirigía sin remedio a la redecilla de enfrente. Mientras la bola se desplazaba a cámara lenta, solté rápidamente el palo, pero ya era tarde, ... la bolita estaba descansando cómodamente en la red. A cuatro patas (postura innoble donde las haya) traté de recuperarla, pero todo fue inútil, se coló por uno de los cuadraditos de la redecilla (y al caer casi golpeo ¡al de abajo!). Por un momento me quedé inmóvil, pero hubo suerte ...esta vez no hubo aplausos... (no es la primera vez en la que alguna de mis peripecias arranca no sólo risas, sino ovaciones de propios y extraños)