Cuando jugamos una bola provisional, las reglas nos permiten jugar dos bolas desde el mismo sitio, la original y la provisional. En principio, salvo que regulemos el procedimiento, el jugar dos bolas puede crear un problema de que el jugador pueda elegir una de esas dos bolas, la que le deje en una mejor situación.
Precisamente para evitar esto, ese poder jugar dos bolas se debe restringir a situaciones en las que el jugador no tenga esta posibilidad de elegir si continuar con esta segunda bola o bien abandonarla. Si le permitiésemos hacer esto, según Tufts, el juego del golf se podría convertir en un “juego de negociación”.
¿Qué ocurre cuando nuestra bola va a un obstáculo de agua? Que a veces es posible que la encontremos en el obstáculo y la bola esté jugable. Si le permitimos al jugador jugar una bola provisional cuando su bola ha ido a un obstáculo de agua, entonces le estamos dando la opción de que, una vez encontrada la bola original en el obstáculo de agua, el jugador, en función de la comparación de la situación de la bola original versus la bola provisional, elija una de las dos y siga jugando con ella.
Pero contra esto podemos argumentar que entonces deberíamos darle la posibilidad de continuar jugando la bola provisional sólo para el caso de que efectivamente esté perdida en el obstáculo de agua (y hayamos de abandonar la provisional si encontramos la bola original en el agua). Pero es que en el caso de que la bola original esté perdida en el obstáculo de agua, seguimos teniendo un derecho de opción, por mor de las reglas 26-1b y 26-1c (si es aplicable). En efecto, una vez el jugador determinase que su bola está perdida en el obstáculo de agua, mirará su bola provisional y, en función de cómo haya quedado, optaría por seguir jugándola o bien dropar una bola aplicando la regla 26-1b (o la 26-1c si es aplicable). De nuevo, un derecho de opción. (Esta parte de la argumentación la he añadido yo. Tufts no la incluía).
Exactamente lo mismo pasa con la regla 28 de bola injugable.
Supongamos que salimos y mandamos nuestra bola a una zona boscosa. Decidimos pegar una bola provisional. Nos adelantamos y encontramos la bola original. Como el jugador es el único juez para determinar si su bola está injugable o no, de permitirle usar la bola provisional para el caso de declarar la original injugable, el jugador valoraría como está la original versus como está la provisional, y en función de ello decidiría qué bola jugar. Es más, si no le gustase ninguna de las dos, podría considerar su bola original injugable y decidir que como la que ha jugado desde el tee (la provisional que actuase como opción de alivio 28a) no le gusta, elige aliviarse por el procedimiento de la 28b o 28c.
Por eso el poder jugar una bola provisional se restringe a cuando la bola pueda estar perdida (fuera de un obstáculo de agua) o fuera de límites. Tanto en un caso como en el otro, el jugador no tiene esa posible elección de bola. Si está perdida o fuera de límites, la provisional es la bola en juego, si la encuentra o está dentro de los límites, la original es la bola en juego.
Y para quien no sepa quién era Richard S. Tufts, que pregunte….
