En este caso contamos con la colaboración de Asís de Bastida Zubiría, Gerente de Valdeluz, al que queremos agradecer su colaboración.


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Hace no tantos años el número de golfistas y campos en España era muy reducido. La mayoría eran clubes sociales con estilo muy británico y de muy difícil acceso para el público. Esto fue evolucionando naciendo años después muchas alternativas también en su mayoría sociales pero con un carácter mucho más familiar.

El último paso quizás demasiado grande del golf fue cuando las instalaciones públicas y la inversión en inmobiliario empezaron su camino.

El número de golfistas creció artificialmente ya que la propia oferta tiró de la demanda. Además muchas de esas nuevas instalaciones no se hicieron bajo criterios de sostenibilidad sino de rentabilidad inmobiliaria. A día de hoy, muchas de ellas han cerrado o están sobreviviendo a duras penas.

La situación es, cuanto menos incómoda para todos.

Los campos antiguos, menos en ciudades grandes, tienen dificultades en mantener su masa social ya que el relevo generacional no ha resultado fácil.

El resto de campos quitando los campos en zonas turísticas que viven del GF extranjero. (También un mercado muy competitivo). Tienen que pelearse cada día para poder seguir avanzando.

Hablemos del mercado que mejor conocemos y que más cambios ha experimentado. El entorno de Madrid.

Allá por 2005-2006 era casi imposible jugar en un campo a menos de 1h de Madrid a no ser que hubieras comprado una acción, derecho de uso o producto similar. Dentro de la comunidad se vendían por encima de los 40.000€ y en las provincias limítrofes a unos 20.000€.

El dinero se miraba mucho menos que ahora y entre unos y otros nos mal acostumbramos.
Los campeonatos tenían de todo, Welcome pack, premios para casi todos… Nadie nos planteábamos quien pagaba eso pero resultó que era impagable, el dinero en patrocinios ha caído muchísimo en los últimos años.

Desde 2007 se han abierto en el entorno de Madrid 7-8 campos lo que ha producido un exceso de oferta.

En 2009 solo 3 años después del boom el golfista tenía muchísimas posibilidades de juego a precios muy razonables. Esto parecía una gran noticia para todos los golfistas pero poco a poco nos hemos dado cuenta de que no era tan bueno.

Los campos dejaron de vender derechos de uso, acciones y demás productos con los que cuadraban su cuenta.


La venta de viviendas se paraliza por lo que muchos campos asociados a esta perdieron su sentido.

La supervivencia de las instalaciones ocasiona una guerra de precios sin precedentes.

Si no teníamos suficientes problemas hay que sumar:

La subida del IVA del 7% inicial al 21% actual.
El coste de la electricidad (Muy importante en el riego)
Si metemos en una coctelera el exceso de oferta, el IVA, la electricidad, la disminución del poder adquisitivo de las familias, otras alternativas de ocio… llegamos a la dura realidad.

Cada campo y cada jugador han tenido que buscar su propio camino con más o menos éxito.

Hemos visto productos degradarse, jugadores que han tenido que dejar de jugar…

Los campos tienen que elegir qué quieren ser. Atrás queda lo de cuantos jardineros hacen falta para un campo de 18h??? Dependerá del nivel del campo. Un campo no es mejor o peor por el número de hoyos, como un hotel no lo es por el número de habitaciones.

Tiene que haber, y ya los hay, campos de diferentes precios y niveles. Los propios jugadores son quienes decidirán si merece la pena y todo se ordenará de nuevo.

Lo más importante es que un deporte, juego, actividad o afición siga dándonos alegrías.

No sé a vosotros, pero a mí, ese día sin dormir previo a una competición, ese temblor de manos ante un putt importante, ese pique sano antes de salir a jugar, esa impotencia cuando no sale nada y sobre todo el Hoyo 19 no me lo va a quitar nadie.

El Golf está por encima de todo esto. Hemos pasado lo peor y aquí seguimos deseando que llegue nuestra próxima ronda para poder seguir viviendo nuestra pasión.

Asís de Bastida Zubiría.

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